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Cómo citar el articulo:
Rosas , A. L. "El Proceso de Duelo". (junio-julio, 2014). Centro de Capacitación Profesional, Industrial y Profesional S.C. [en línea] 02 de junio, 2014. Vol. 3, No. 16. Disponible en Internet: http://cecapip.blogspot.mx. ISSN 2007-9486.
El proceso de duelo
“Sólo sanamos de un dolor cuando
lo padecemos plenamente.”
Marcel Proust
Dicen que la única certeza que tenemos en la vida es la
muerte…Nada más cierto. Y desde que hay vida…también hay muerte. Es muy curioso
darnos cuenta de que el ser humano tiene pocas certezas y muchas incertidumbres
en la vida, y de que por lo general no estamos preparados para afrontarlas. Fantaseamos creyendo que todas nuestras incertidumbres serán certezas. Por
ejemplo, mientras estemos vivos, vamos a ir envejeciendo… y nadie nos prepara
para ello. Si estamos vivos, algún día vamos a morir... y tampoco nos
preparamos para ese momento.
Solemos creer que la juventud,
la amistad, el amor, el trabajo y la salud durarán para siempre. Y aunque, en
el caso de algunas de estas cosas, pudiera ser así, para que eso suceda necesitamos
cuidarlas y alimentarlas. Por sí solas no durarán. Los seres humanos no estamos
preparados para morir, para perder la salud,
para perder la juventud; en general no estamos preparados para perder…
¿Qué es el duelo?
El duelo es la reacción
natural ante la pérdida de una persona, objeto o evento significativo. Se trata
de una reacción emocional y personal que se da cuando el vínculo afectivo que
manteníamos con lo que perdimos se rompe. Estar en duelo no significa estar enfermos
o equivocados. Si para nosotros era importante lo que perdimos, entonces lo
natural es experimentar el duelo. Desafortunadamente algunas personas todavía
creen que sentirse tristes después de una pérdida es algo malo, algo de
personas inmaduras o enfermas. El duelo es normal y si bien puede complicarse,
cuando las personas nos damos permiso de expresar nuestro dolor, éste cesará.
Curiosamente ¡esto es lo que
menos creemos que pasará! Y no lo creemos porque aún no hemos entendido qué es
el duelo.
La palabra duelo proviene del
latín dolus, que significa dolor, que a su
vez proviene del verbo dolere, que significa sufrir, y
consiste en un periodo doloroso que desaparece al cabo de cierto tiempo. El
duelo ocurre tras cualquier clase de pérdida y tiene una duración aproximada de
uno a dos años, pudiendo ser más corta. Es un proceso activo de adaptación ante
la pérdida que implica llevar a cabo cambios que generan ansiedad, inseguridad
y temor. El duelo implica un proceso de reacomodo de nuestra vida.
¿Qué pasa cuando no expresamos nuestras
emociones?
Si bien es cierto que un duelo
se puede complicar o “enfermar”, esto casi siempre sucede como consecuencia de
que no nos permitimos la expresión de nuestras emociones, bloqueándolas, evadiéndolas
o negándolas, y esto genera que nuestro dolor se “guarde” y, como cualquier
cosa viva que se queda encerrada, se “eche a perder”. Para entender mejor esto,
les propongo hacer un experimento. Necesitamos un frasco vacío (limpio y seco)
y un jitomate. ¡Sí! Un jitomate. Pongámoslo en el frasco y
vamos a taparlo bien. ¿Qué va a suceder al paso de los días? Vamos a empezar a
notar que el jitomate empieza a perder consistencia, le aparecen manchas obscuras,
el frasco se “suda” por dentro, ya que el jitomate empieza a perder agua, proliferan
los microorganismos y se forma como un hongo blanco que poco a poco va a
invadirlo todo. El jitomate se va a ir llenando de gusanos que, en busca de sus
nutrientes, se van a comer lo poco que queda de él. El
jitomate va a cambiar de color y se va a ir secando poco a poco hasta que sólo quede
la cascarita y algunas semillas secas.
Pero ¿qué nos dice este ejemplo?,
¿qué tiene que ver con nosotros? Nosotros somos el frasco y el jitomate son nuestras
emociones. Mientras estén guardadas van a irse enfermando y pudriendo. De ahí la
importancia de expresar todas nuestras emociones, especialmente el dolor y la
tristeza. Este experimento sirve para entender el proceso que ocurre dentro de
nosotros, al no permitirnos la expresión de nuestras emociones.
El proceso de duelo
Las respuestas ante un duelo
normal se pueden dividir en cuatro categorías generales: sentimientos, sensaciones
físicas, cogniciones y conductas. Las emociones que se expresan cuando estamos
en duelo son básicamente: la tristeza, el enojo y la culpa. También es normal
que nos sintamos ansiosos,
solos, muy cansados y sin energía. En algunas ocasiones también después de una
pérdida nos podemos sentir aliviados. Aunque nos duela perder, a veces también
puede haber una sensación de liberación; siendo esto una reacción muy común
principalmente en casos de muertes de familiares
enfermos o muy mayores.
Todas estas emociones van a
provocar que otras áreas en nuestra vida se vean afectadas. Podemos sentir un
vacío en el estómago, opresión en el pecho y en la garganta, ganas de llorar, y
en algunas ocasiones podemos llegar a sentirnos como si no fuéramos nosotros
mismos.
Nuestra cabeza también se
llena de interrogantes, nos cuesta trabajo creer que hemos perdido, estamos preocupados,
hay pensamientos de incertidumbre en relación con el futuro, y todas estas
reacciones, tanto emocionales, como físicas y cognitivas, nos llevan a no poder
dormir, a no querer comer, a estar distraídos, a aislarnos de los demás, a
soñar con lo que hemos perdido y a estar muy inquietos. Y, como hemos dicho,
todas estas reacciones son normales y van a estar presentes durante algún tiempo,
dependiendo de qué tan importante era para nosotros lo que perdimos.
Muchos autores han hablado de lo
que es el proceso de duelo. Yo voy a compartir aquí lo que la experiencia me ha
enseñado acerca de cómo las personas vamos afrontando nuestras pérdidas. Pero
primero quiero aclarar que el duelo que se da cuando perdemos a un ser querido,
tiene algunas diferencias del duelo que vivimos cuando nosotros vamos a morir
(que por cierto, será el siguiente tema del cual
hablaré) y es diferente también cuando tenemos otro tipos de pérdidas, como
divorcios, robos, pérdida de trabajo. Los procesos de duelo son diferentes
según la causa. No es lo mismo perder por muerte, que por situaciones de violencia
o desacuerdos.
En esta ocasión hablaremos del
duelo que se da cuando perdemos a un ser querido y podemos definirlo como el
lapso del tiempo que nos va a llevar recuperarnos de la pérdida.
En términos generales vamos a
pasar por cuatro fases o etapas:
1. Fase de negación e
insensibilidad: que sucede cuando apenas nos enteramos de la pérdida y nos cuesta
mucho trabajo creer que es verdadera. A veces las emociones se mueven tanto que
tendemos a bloquearlas, al grado de que parece que no sentimos. Es un periodo
corto y la sensación es como si “no nos cayera el veinte”.
2. Fase de anhelo. Se anhela que
la persona perdida vuelva y se tiende a negar la permanencia de la pérdida. Estamos enojados y
tristes. Extrañamos mucho a nuestro ser querido. Quisiéramos que todo fuera un
mal sueño del que pudiéramos despertar.
3. Fase de desorganización y desesperación.
Aquí podemos encontrar difícil seguir funcionando, nos sentimos sin guía y sin
sentido. Entendemos que nuestro ser querido ya no va a volver, pero en este momento
surgen todas esas otras pérdidas que acompañan la pérdida de un ser querido.
Por ejemplo: no solamente perdemos a un esposo, perdemos el apoyo económico, el
apoyo con los hijos, la persona con quien íbamos al cine, etc. Nos sentimos muy
asustados, tristes y enojados en estos momentos.
4. Fase de conducta reorganizada.
Después de no saber cómo continuar viviendo, nuestra vida empieza a tomar forma. Las
cosas que antes parecían muy complicadas de volver a hacer ahora son más fáciles.
Aún seguimos extrañando y estando tristes, pero ahora las cosas se ven más claras.
Es el momento en el que empezamos a recuperar nuestras vidas.
Pasar por estas
fases significa elaborar el duelo.
Ojalá que estas ideas te
permitan ver que si te sientes mal por haber perdido a un ser querido, lo que
te está pasando es normal. Si vives tu duelo como corresponde, respetando tus emociones
y expresando tu dolor, el tiempo curará las heridas. Si en algún momento
sentimos que no podemos con el dolor, entonces es
importante buscar ayuda.
Termino recordando un aspecto muy
importante. Es el aspecto de la fe. Para un católico la vida no termina, se
transforma. En otras palabras, el ser humano trasciende, sus obras pueden ser
perdurables.
Ana Laura Rosas Bucio
Directora General
de CECAPIP S.C.
02 DE JUNIO 2014.
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