lunes, 9 de febrero de 2015

CECAPROFESIONES

AÑO 2015, ENERO- FEBRERO VOL. 7 No. 52, 9/FEB/15

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Cómo citar el artículo:
Calvo, M., "Profesión: Terapeuta de Pareja". (enero-febrero, 2015). Centro de Capacitación Profesional, Industrial y Profesional S. C. [en línea] 9 de febrero, 2015. Vol. 7, No. 52. Disponible en Internet:  http://cecapip.blogspot.mx. ISSN 2007-9486.

PROFESIÓN: TERAPEUTA DE PAREJA
Mariel Calvo Loyola


 Yo quería cambiar al mundo. Creo que al momento de elegir mi profesión ya tenía la idea de escuchar y ayudar. Sabía que dentro de cada ser humano se escondía una historia digna de ser escuchada, y me fascinaba la idea de conocerla con lujo de detalle. ¿Qué llevó a una persona a estar donde ahora se encontraba? Podrán tildarme de chismosa o curiosa, pero quería saber el origen de todo lo que veía.
Así que, al concluir la licenciatura en Psicología, me enfrenté, desde la Procuraduría al tema díficil de la psicología ruda; la violencia. Violencia en muchas formas; violencia intrafamiliar, abuso sexual, violencia infantil, violaciones, asaltos, secuestros, etc. eran mi pan de cada día en la Procuraduría. Yo pensaba que era con esta población con quiénes debía trabajar para cambiar el ritmo de la violencia que poco a poco ha ido creciendo durante los últimos años. No estaba tan equivocada, pero me daba cuenta que así como trataba a una persona, llegaban cinco más para ser atendidas y la violencia se volvía un monstruo cada vez más tenebroso y más real para mí que, había vivido en un mundo donde tenía una familia estructurada que honradamente, me había dado todo lo que necesitaba.
Por un golpe de suerte, más que por otra cosa, gracias a un gran amigo y maestro, se me ofreció una beca para estudiar la maestría en Terapia de Pareja. Me encantó la idea, pensaba que casi todos los pacientes adultos y adolescentes que llegaban a mí encontraban su vida de pareja resquebrajada, como muchas otras áreas, y expresaban mucho dolor al hablar del tema, ya que representaba un cúmulo de angustia, ansiedad, dolor, enojo, tristeza, melancolía, miedo, soledad, vergüenza, etc. Me parecía que ahora tendría más elementos para tratar ambas caras de la moneda, las partes de una relación de pareja y la posibilidad de escucharlos a ambos.
Poco a poco me daba cuenta que la elección de pareja y la forma en cómo mantenemos esa relación da pie a las experiencias y emociones más gratificantes, así como a las más dolorosas. Al mismo tiempo que me iba desencantando progresivamente del sistema jurídico mexicano que no contempla proporcionar un apoyo eficaz a los sobrevivientes de violencia.
Paulatinamente me empecé a dedicar de lleno a la temática de pareja. A mi consultorio llegaron casos de infidelidad, comidas no preparadas, depresión, pérdidas de bebés o padres, idas al cine no cumplidas, desconfianza, celos, monotonía, vida sexual no satisfecha,  suegras "metiches", palabras altisonantes, bodas decepcionantes, lunas de miel terroríficas, adicciones, fantasmas reales e imaginarios y mucho pero mucho enojo y frustración. Cosas en apariencia simples y sencillas que se convertían en las peleas más sanguinarias como: no cortar la fruta en cuadrados pequeños y hacerlo en rodajas grandes o no hacer una lista y seguirla para ir al supermercado o por demorarse quince minutos antes de salir de casa. Pero también llegaron casos donde habían perdido a un hijo pequeño o donde se enteraban que habían abusado de alguno de ellos. Fuera lo que fuera, la constante era mucho dolor.
La experiencia es extremadamente confrontativa, y me daba cuenta de porqué, ser terapeuta es un trabajo muy cansado y valioso. Te enfocas en tratar a tres al mismo tiempo: a cada uno de los integrantes de la pareja y a la pareja misma como si fuera un tercero.
Les haré unas preguntas para que quede más claro; en este momento: ¿qué necesitas? Una hora más de sueño, una fruta, o tal vez menos tiempo con el celular son posibles respuestas.
Ahora bien, ¿Qué crees que tu pareja necesita?
Preocuparse menos por las cosas, que baje la gasolina o inclusive que México gane el siguiente mundial.
Pero te has preguntado ¿qué necesita tu relación de pareja? Tal cual, como un niño, si es nueva, necesita todos los cuidados y cariño posibles, paulatinamente necesitará límites y responder a sus dudas y así, sin detenerse, continuar conociendo recovecos nuevos en el otro como si fueras explorando un nuevo país o un bosque.
Cuando se trabaja en terapia individual no hay más que, lo que el paciente te dice, no juzgamos lo que nos dicen y creemos en lo que pasa. En familia estás al tanto de todos los integrantes y hacia donde se desplaza la energía. Pero en pareja es otra historia, la energía tiene que estar equilibrada para ambos, no debemos permitir que alguno sienta que se le ataca por situarnos “a favor” de alguno, o dejar que uno de los dos hable y acapare toda la atención de las sesiones. En pareja todo se reduce al balance de energía, durante todo el tiempo. Lo que pasa en una hora de sesión es un reflejo de lo que pasa todos los días de su vida. 
El punto es que cuando trabajas con violencia se te dota de una serie de creencias fuertes que te hacen ver que en ninguna circunstancia la violencia es justificable. Desde que somos pequeños nos enseñan lo qué es bueno y lo qué es malo, e inclusive lo qué es importante a la hora de actuar. Vaya, se trata de la forma en la que percibimos el mundo. Cuando trabajamos en terapia de pareja, todas esas ideas no tienen lugar en el consultorio, pues cada integrante de una pareja llega con su propia idea de lo que está bien y de lo que está mal, de lo que es perdonable y lo que no lo es y de los valores importantes para su relación. 
Recuerdo mi primer caso de infidelidad: yo solía pensar que una vez que alguno era infiel, entonces la relación estaba destruida por siempre, que nunca podrían olvidarlo o superarlo y que era una falta imperdonable. ¡Que equivocada e ingenua estaba en ese momento! Aprovecho el espacio para agradecerlos a mis maestros y supervisores que con mucho tacto y amabilidad me hicieron ver que lo que sucedía no tenía nada que ver con lo que yo pensaba, sino con lo que la pareja decidía para ellos mismos. Poco a poco en el proceso terapéutico, ambos reconocieron errores que habían cometido y seguían cometiendo como un mal vicio desde el principio de su relación. Elaboraron una reparación del daño real y consciente; por supuesto fue bastante doloroso, pero lo afrontaron con mucha valentía y amor. Hoy saben que su relación requiere de atención, tiempo y trabajo; en síntesis, siguen juntos y más unidos que nunca.
No soy una terapeuta de reconciliación o separación, me enfoco en el rumbo que cada relación marca. Soy consciente de que quizá, ésta es su última oportunidad; cuando llegan a mí han intentado hacer de todo: acuerdos, hablar, gritar, escuchar consejos, hacerse "limpias", ir a retiros espirituales y leído decenas de libros de autoayuda y aun así el resultado no ha sido el esperado. Así que reconozco la importancia de hacer con ética mi trabajo. Me di cuenta de una realidad: cada relación de pareja es diferente y única, no se pueden aplicar las mismas reglas para los mismos síntomas.
El punto de una relación de pareja es mostrarnos una parte de nosotros mismos que no conocíamos hasta el momento, y créanme cuando les digo que solo por amor somos capaces de aguantar los golpes de la realidad. Estar en una relación de pareja no va a ser siempre una maravilla, se enfrentarán crisis pero solo a través de ella podremos crecer y madurar. El amor es la única crisis que el ser humano escoge deliberada y “conscientemente”. La magia de una relación es que nos permite ser una mejor (o peor) expresión de nosotros mismos.
En general, todos (por lo menos la gran mayoría) buscamos incesantemente una relación de pareja y podemos pasar la vida entera intentando encontrar a “nuestra media naranja”. Sepan que aunque muchos, en lo individual, son buenas personas, no todos son una buena pareja. Ser una buena pareja es más complicado que dar regalos el 14 de febrero o recordar fechas de aniversario.
Terapia de pareja se trata de todo en cincuenta minutos, de resumir nuestra vida completa para ponerla en nuestra relación de pareja. Darnos cuenta de lo que nos enseñaron las primeras parejas con las que convivimos, de lo que esperamos de una relación, hallar que podemos madurar y ser una mejor pareja, no evadir el conflicto, aprender nuevas formas de confrontar, amar y ser amado.
Desde entonces la idea del amor y sus diferentes formas de expresión ha cambiado para mí. Hoy por hoy estoy casada y preparando una fiesta de boda maravillosa. Creo que después de ver relaciones de parejas todos los días, estoy lista para amar de verdad, de ese amor que dura muchos años y no por monotonía. Sé que se trata de elegir a la misma persona cada día, trabajar por ello y no dar por hecho que somos seguros el uno del otro. Se trata de mucha paciencia y sepan que mi esposo y yo también hemos ido a sesiones de terapia de pareja por lo que sé de viva voz el miedo que se siente antes de realizar una cita y las ilusiones e incertidumbre con las que se llega a un consultorio.
Así que el día de hoy creo más que nunca en el amor y creo que a mi forma, pareja por pareja, si estoy cambiando el mundo. No cambio el mundo completo, pero para mis pacientes es el mundo entero el que cambia.



Mariel Calvo Loyola
Terapeuta de Pareja
Cel 044 55 2213 60 72;
Face. Mariel Calvo





9 DE FEBRERO 2015.



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Centro de Capacitación Profesional, Industrial y Profesional S.C. Año 2 No.52 Semana 6 [9- 15 febrero] 2015. Es una publicación electrónica semanal editada  y publicada por el Centro de Capacitación Profesional, Industrial y Profesional S.C., ubicado en  Calle Hidalgo No. 17 A-203, Col. San Nicolás Tolentino, Delegación Iztapalapa, México D.F. CP. 09850. Tel 01(55)54436420, www.cecapip.blogspot.mx, cecapip@hotmail.com., www.cecapip.com.mx .Editor responsable: Ana Laura Rosas Bucio.

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