lunes, 13 de julio de 2015

CECATANATOLOGIA

AÑO 2015, JULIO-AGOSTO VOL. 10 No. 74, 13/JULIO/15
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Cómo citar el artículo:
Rosas, A. "Vidas olvidadas: La muerte social". (julio-agosto, 2015). Centro de Capacitación Profesional, Industrial y Profesional S. C. [en línea] 13 de julio, 2015. Vol. 10, No. 74. Disponible en Internet:  http://cecapip.blogspot.mx. ISSN 2007-9486.



VIDAS OLVIDADAS: LA MUERTE SOCIAL
Ana Laura Rosas Bucio

"Si peleamos contra el mal, peleemos contra
el más terrible de todos: la indiferencia".
Robin Williams

Vivimos en un mundo tan rápido, corremos siempre de un lado a otro, la tecnología nos ha facilitado las comunicaciones, el acceso a la información, y hasta en muchos casos ha ayudado a acortar las distancias entre las personas. Pero lo real es que también esta rapidez, el estrés, el cansancio, la sobrecarga de trabajo, los problemas económicos y las reales dificultades de comunicación han  construido un desinterés mutuo entre las personas también. Ahora podemos estar alrededor de una mesa "comiendo y compartiendo" en familia pero cada uno de los miembros de esa familia estar viendo la televisión, o revisando sus redes sociales, o chateando con alguien más, mientras se pierden de ese compartir y estar con los que si están cerca. Todo esto ha contribuido a que la sociedad se descomponga y ahora estemos muy aislados unos de otros, sin conocernos aunque vivamos juntos. Estas situaciones han llevado a que "matemos socialmente" a los demás.
Entendemos por muerte social al momento en que somos tratados como objetos y no como seres humanos al margen de lo que acontece socialmente. Puede ocurrir antes del fallecimiento de la persona, durante el proceso de enfermedad o vejez y después del fallecimiento. Aunque también desde la niñez o juventud en el momento en que no somos involucrados, ni tomados en consideración. Somos "muertos en vida, seres que ya no existen porque suceda lo que suceda a su alrededor, no son tomados en cuenta", ni se les pregunta, y sus necesidades son reducidas a lo básico en la vida y todo lo demás desaparece.
Lo real es que ya después de haber muerto, nuestros seres queridos pueden recordarnos, pero llegara un momento en donde las personas que nos conocían ya no estén y entonces ya nadie nos recuerde. Es otra manera de ver la muerte social, lo que nosotros fuimos en vida, ya nadie lo recuerda. Pero eso será un proceso en la mayoría de los casos que involucra el paso de generaciones. Sin embargo ahora con la tecnología, la fotografía digital, el video hace mucho más fácil que los "recuerdos de nuestra vida pasen de generación en generación".
La tragedia existe cuando aún estamos vivos y ya no existimos para los demás. La muerte social va desde el abandono hasta la indiferencia y la pérdida de nuestros derechos como seres humanos. Los hombres somos seres sociales por naturaleza y nuestra existencia no se explica en forma aislada. Necesitamos de los otros. Cuando pequeños, mayores, enfermos o discapacitados siempre vamos a necesitar de los demás para la satisfacción de nuestras necesidades físicas, emocionales, sociales y morales. Cuando jóvenes o adultos, tal vez podemos solucionarnos solos muchas cosas. Pero aún y con eso tenemos necesidades emocionales y de relación que solo se pueden cubrir con los demás. Los seres humanos tenemos también un rol social: como madre, hija, esposa, trabajadora, profesionista y en algunas ocasiones cuando lo perdemos se inicia el olvido de nosotros. Por ejemplo, frases como: ¡el abuelo ya no puede hacer nada!, ¡María, esta tan enferma que ya no puede ir a la fiestas familiares, y entonces mejor no la invitemos!,  ¡será un golpe muy duro para Juan, si se entera de lo sucedido, así que mejor no le digamos nada!...... son frases que seguramente hemos escuchado o hasta dicho y no nos damos cuenta de que comentarios como estos contribuyen a la muerte social de los involucrados. Y ya en muerte social, con el paso del tiempo sucederá la muerte existencial (cuando uno ya no tiene sentido de vida y por lo tanto ya no tiene ganas de vivir). Si los demás nos olvidan, nos ignoran, no nos visitan, ¿para qué seguir viviendo?.
Si bien es cierto que la muerte social puede darse en cualquier momento de la vida, es en la vejez y la enfermedad en donde más frecuentemente sucede. Además de que en estos momentos de vida  tiene un impacto muy negativo en las personas, porque en estas circunstancias es más probable que ya no podamos valernos por nosotros mismos y satisfacer nuestras necesidades.
Como lo hemos dicho en otros artículos, cuando vivimos una muerte, la reacción emocional que vamos a tener se llama Duelo, y en el caso de la muerte social también se vive un duelo. También hay alguien que "murió", solo que la parte más penosa es que los demás no se han dado cuenta o son los que están propiciando que eso suceda. Quién tiene la consciencia de la "muerte" es la propia persona que esta experimentándola. Y eso es una de las partes más complicadas de este proceso. Sabes que estás vivo, pero ves como todos los demás ya no te miran, no te escuchan, no te incluyen en la vida, y si lo hacen, lo hacen de manera parcial, sin considerar tus reales necesidades y deseos. Estar viviendo el duelo por la indiferencia de los demás es probablemente una de las experiencias más dolorosas que alguien pueda experimentar.
Todos nos hemos equivocado y hemos cometido errores importantes en nuestra vida, que
tal vez hace que la gente en determinado momento no quiera estar con nosotros. Hay un escenario potencial en donde los demás ya no quieren saber de nosotros y llegan a tomar la decisión de "que la persona muera socialmente". Abierta y directamente la "sacan de su vida" y justifican este acto diciendo que esa persona "fue mala, hizo cosas equivocadas, y se lo merece".  Si bien es cierto, no podemos obligar a nadie que vivió abandono, maltrato emocional, físico o sexual de un familiar a que este cerca de esa persona que la lastimó, pero si podemos decirle que nosotros no somos nadie para cobrarle las cuentas de los errores a los demás. Además de que hacer eso, abandonarlos, maltratarlos, ignorarlos nos reduce a la calidad de personas de la que tanto se quejan. Yo he tenido la oportunidad de reflexionar con muchas familias acerca de esas historias difíciles y de que no quieren acercarse siquiera a esos familiares que los lastimaron en el pasado, y algo que les he dicho es que actuar de esa manera nos hace igual a ellos. 
Entiendo que no quieran acercarse, pero los invito a ser seres humanos diferentes y que en caso de no querer cuidar y atender a una persona, busquen opciones de donde y quien podría hacerlo. Las personas están en su derecho a no querer estar cerca de quien les hizo mal....pero también no hay que olvidar que los demás tienen derechos de ser tratados con dignidad sin importar lo sucedido en el pasado. Si nosotros no queremos atender a esas personas, ¡está bien!. Pero por nuestra bondad y nuestra consciencia limpia y tranquila busquemos quien pueda ayudarles. Este es un escenario, pero no aplica a todos los casos, a veces no es porque estemos enojados o rencorosos por lo pasado, a veces es porque consideramos que el otro al estar cursando una enfermedad o estar en la tercera edad ya no puede hacer nada y entonces "olvidamos" que esa persona tiene necesidades, deseos y dejamos de mirarlos. Solo le acercamos alimento y sus medicamentos. Pero olvidamos hablar con ellos, conocer sus necesidades, acompañarlos, escucharlos. Y peor aún es cuando decidimos por ellos, sin consultar sus deseos. Todas estas son maneras de muerte social.
¿Hemos visto a la persona mayor sentada en un rincón de la fiesta familiar sin nadie que se acerque a ella?. Y la familia se queda con la idea de que integran a la persona y no la dejan sola en casa, pero la pregunta sería..... le preguntamos si ¿quiere estar ahí?, ¿si se la está pasando bien? o ¿qué es lo que necesita y procuramos dárselo?. Otras veces, decidimos no comunicarle al enfermo sobre su condición, gravedad y tratamiento y no le preguntamos qué es lo que la persona necesita..... Estas son maneras sutiles de "matar en vida"..... ignorar sus necesidades, deseos, abandonarlo física, mental, emocional, moralmente. Tomar decisiones por  la otra persona.
Si estamos vivos y mientras estemos conscientes nosotros somos dueños de nuestra vida. Y tenemos el derecho a que nuestros deseos y necesidades sean cubiertos, en la medida de las posibilidades. No porque somos "los padres o los abuelos", sino porque somos personas y tenemos derechos humanos universales.
Hemos visto que en los últimos años ha habido una moda acerca de los "zombies", e independiente a lo interesante de las series televisivas o películas, lo real es que pareciera más bien un interés mezclado con temor acerca de lo que  estamos llamando "Muerte social", miedo a convertirnos en muertos en vida, solamente dedicados a comer y deambular, sin un rol social, sin un sentido de vida, muertos vivientes a los que hay que huirles. Lo real es que nunca nos vamos a sentir más vivos hasta que estamos frente a la muerte de alguien más. Huir de los "muertos vivos" para asegurar nuestra sobrevivencia, se podría expresar como huir de las personas que nos pueden reflejar carencias, necesidades básicas, cercanas a la posibilidad de la incapacidad o discapacidad, o la dependencia de los demás. Pero al mismo tiempo esta fascinación, por vestirnos, disfrazarnos, podría también expresar la vivencia interna de algunas personas, que sin importar la edad, podrían estarse viviendo así. Personas que están experimentando vidas vacías, solamente sobreviviendo con lo básico y "persiguiendo" a los demás para alimentarse de la vida de los otros. Estamos vivos y necesitamos expresar nuestras necesidades y hacer que nuestra voz sea escuchada. Morir en vida nos llevara inevitablemente a desear morir, a adelantar nuestra muerte.
Ninguna vida debería ser olvidada. Al final, si abandonamos por rencores a los familiares, solo lo abandonamos de los cuidados, pero no se han ido de la mente y podrán seguir haciéndonos daño aún y cuando ya no estén. Resolvamos estas situaciones!. Cuando alguien fallece a veces nos damos cuenta de que no estuvimos tanto con esos familiares y eso nos puede llenar de culpas y remordimientos que no son necesarios. Toda vida vale la pena y de todas podemos aprender y crecer. La muerte de nuestro cuerpo físico sucederá algún día, pero que nuestra vida, lo que hicimos en vida, lo que fuimos, logramos, aprendimos y maduramos.... ojala eso nunca se muera.


"En el fondo son las relaciones con las personas lo que da sentido a la vida" Humboldt, Karl Wilhelm Von

ANA LAURA ROSAS BUCIO
Directora General CECAPIP S.C.
13 DE JULIO 2015.




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Centro de Capacitación Profesional, Industrial y Profesional S.C. Año 2 No.74 Semana 29 [13- 19 julio] 2015. Es una publicación electrónica semanal editada  y publicada por el Centro de Capacitación Profesional, Industrial y Profesional S.C., ubicado en  Calle Hidalgo No. 17 A-203, Col. San Nicolás Tolentino, Delegación Iztapalapa, México D.F. CP. 09850. Tel. 01(55)54436420, www.cecapip.blogspot.mx, cecapip@hotmail.com., www.cecapip.com.mx .Editor responsable: Ana Laura Rosas Bucio.
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