Puedes usar la información de este articulo citando la referencia bibliográfica y respetando los derecho de autor. Toda la información de este blog tiene Derechos Reservados.
Cómo citar el articulo:
Rosas A. L. "La Pérdida de la salud, un duelo difícil de entender". (julio-agosto, 2014). Centro de Capacitación Profesional, Industrial y Profesional S. C. [en línea] 21 de julio, 2014. Vol. 4, No. 24. Disponible en Internet: http://cecapip.blogspot.mx. ISSN 2007-9486.
LA PERDIDA DE LA SALUD, UN DUELO DIFÍCIL DE ENTENDER
"La mejor medicina es un ánimo gozoso"Salomón
Los seres humanos damos por hecho muchas cosas... fantaseamos con que siempre vamos a estar bien y sanos; creemos que no deberíamos tener problemas y;a veces; hasta pensamos que nunca vamos a morir. Cuando yo era niña, algún día escuche a los adultos prometer que siempre iban a estar con nosotros y, aunque fue cierto durante muchos años, terminó siendo una mentira.... Algunas de esas personas ya ni están.
La enfermedad es una alteración perjudicial del estado de salud que tiene como consecuencia la desarmonización de un sistema a cualquier nivel. Algunas enfermedades tienen curación, como la gripe o una infección en el estómago, otras tienen control como la diabetes o la hipertensión arterial, y otras dependiendo del momento en que se diagnostiquen, quizá ya no tienen cura y pueden llevarnos a la muerte.
Pero la intención de este artículo no es hablar de enfermedades, sino de las consecuencias emocionales que implica estar padeciéndolas, del proceso emocional que implica perder nuestra salud, principalmente cuando padecemos enfermedades crónico-degenerativas o enfermedades graves.
Empecemos hablando de lo que es un enfermo. Un enfermo es un ser humano que padece una enfermedad y el rol de enfermo es la posición que asume una persona cuando se siente enferma. No todos reaccionamos de la misma manera ante la presencia de una enfermedad.

La experiencia de la enfermedad es un proceso que no sólo implica que nuestro estado de salud se vea alterado, empezamos por experimentar las dolencias físicas, nos sentimos mal, asumimos el papel de enfermos y buscamos el apoyo médico para conocer qué tenemos y cuál es le método de curación para esas dolencias. Seguimos el tratamiento y, según la enfermedad de que se trate, entramos a una fase en donde tiene lugar la recuperación, la rehabilitación o la aceptación de estado de enfermedad en caso de que esta sea crónica o terminal. pero muchas veces el tratamiento no cubre todas las otras demandas que tenemos.
El estar enfermos parece dejarnnos con muy pocas cosas que elegir. No escogimos esta situación, no nos preguntaron si nos parecía justo y tampoco nos da respuestas absolutas y definitivas sobre nuestra vida o sobre nuestra muerte. La sensación podría ser como la de ir a la deriva. Y ante esto podríamos tener la oportunidad de resignarnos, quedándonos con los brazos cruzados, dentro de una situación en la que todo no es es impuesto: medicamentos, citas, horarios y condiciones.
Las etapas del cuelo por enfermedad

y sólo nos queda aceptar esa realidad.
Aceptación no es resignación
Sin embargo, considero importante diferenciar entre aceptación y resignación. La aceptación es una postura de brazos abiertos, en la que se reconoce lo que se tiene con una actitud abierta para hacer lo que se tenga que hacer. La aceptación es activa; la resignación es pasiva. La aceptación nos lleva a ser corresponsables en nuestro proceso de curación, en el cuidado que debemos de tener ante nuestra enfermedad.
Resignación implica dejarnos vencer por la situación y dejar de luchar. Nada nos confronta más con el verdadero significado de la vida que la sola posibilidad de perderla, y ver que nuestra salud se está debilitando con una enfermedad crónica puede entristecernos o deprimirnos y llevarnos a dejar de vivir con responsabilidad. Cuántas veces hemos escuchado: “¿Ya para qué cuidarme… o tomarme la medicina, para qué aceptar el tratamiento o intervención médica? ¡De todas maneras me voy a morir!” O peor aún: “Decidan ustedes, de todas maneras ya no hay nada que se pueda hacer para curarme…” y esto nos quita el papel protagónico que debemos tener ante nuestra propia vida. Esta actitud significa que nos dejamos vencer por la enfermedad.
Participar activamente

Esta actitud nos ayudará a conseguir una más rápida recuperación y con menores complicaciones.
Mantener una actitud positiva y tomar decisiones
Muchas personas sanan al considerar que aún tienen mucho por qué vivir, y otras viven mucho más de lo que los pronósticos médicos afirmaban, cuando sienten que les quedan metas por alcanzar. Temer a la muerte es normal, temer a la enfermedad y al dolor también lo es, pero si dejamos que este temor nos invada, se puede precipitar la aparición, el desarrollo y la complicación de la enfermedad. La enfermedad, típicamente, no nos va a llevar a la muerte de inmediato. Pero si se lleva rápidamente algo que para nosotros es muy valioso, pero que penosamente, a veces lo valoramos hasta que lo vemos perdido: nuestra salud. El proceso de aceptación implica darle la bienvenida a la vida a mi ser humano enfermo, pero que aunque este enfermo tiene muchas cosas que seguir haciendo, tiene que seguir conociendo, aprendiendo, logrando, gozando.
A veces las enfermedades lastiman por dentro nuestro cuerpo, aunque por fuera nos seguimos viendo más o menos sanos. Esto a veces implica hacer un duelo por algo que no se nota tanto. Por ejemplo: Un diabético no se ve enfermo por fuera, pero por dentro todo su cuerpo está siendo alterado por la enfermedad. Aceptar al enfermo, no significa rendirnos ante la enfermedad, implica asumir una actitud responsable ante uno mismo como una persona enferma y decidir activamente qué queremos para nosotros mismos en la situación en la que estamos.
Una aceptación positiva de la enfermedad implica aprender de los errores que cometimos, tener fe y esperanza, ser optimista, disfrutar de lo que hacemos y de lo que tenemos. Tener objetivos y aspiraciones es nuestro reto en la vida que nos queda y no podemos permitir que ninguna enfermedad nos robe eso: Ya nos robó la salud, ¡no dejemos que se lleve más! Por último hay que recordar que “si podemos curar, curemos; si no lo podemos hacer, aliviemos las dolencias y si no se puede, solicitemos consuelo y acompañamiento.”
Y cierro diciéndole a los familiares de enfermos que acompañar significa estrechar la mano para sentir el dolor ajeno y compartir los buenos y los malos ratos. Ofrecer la totalidad de nuestro tiempo a alguien que tiene el tiempo limitado, implica trascender lo humano para acercarse a lo divino.
Ana Laura Rosas Bucio
Directora Académica
CECAPIP S.C.
Directora Académica
CECAPIP S.C.
28 DE JULIO 2014.
AVISO LEGAL
Centro de Capacitación Profesional, Industrial y Profesional S.C. Año 1 No.24 Semana 24 [28 julio- 3 agosto] 2014. Es una publicación electrónica semanal editada y publicada por el Centro de Capacitación Profesional, Industrial y Profesional S.C., ubicado en Calle Hidalgo No. 17 A-203, Col. San Nicolás Tolentino, Delegación Iztapalapa, México D.F. CP. 09850. Tel 01(55)54436420, www.cecapip.blogspot.mx, cecapip@hotmail.com. Editor responsable: Ana Laura Rosas Bucio.
Reserva de Derechos al Uso Exclusivo No. 04-2014-032717252400-203. ISSN 2007-9486, ambos otorgados por el Instituto Nacional del derecho de Autor.
Responsable de la actualización de la página, Área de Publicaciones de CECAPIP S.C.: Ana Laura Rosas Bucio, Hidalgo no. 17, A 203 Col. San Nicolás Tolentino, Delegación Iztapalapa, México, D.F. CP. 09850. Fecha de la última modificación, 29 de septiembre, 2014.
Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación: Queda prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización de CECAPIP S.C. Se puede usa la información de los artículos haciendo uso de la referencia bibliográfica localizada en la parte superior del mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tus comentarios, dejanos tu nombre y correo o facebook para estar en comunicación contigo.